2.05.2007

NOTICIAS EN CHILE - 5 DE FEBRERO DE 2007

RODRIGO LANZA Y ALEX CISTERNAS ESTÁN ACUSADOS DE AGREDIR A UN GUARDIA MUNICIPAL

Chilenos cumplen un año detenidos en Barcelona

Fueron golpeados y amenazados. No hay pruebas concretas en su contra. Sólo la declaración de policías locales que hoy están cuestionados por la justicia debido a los maltratos que les dieron. Fueron los únicos que no accedieron a la libertad a la espera del juicio. Un juicio que aún no tiene fecha.

José Miguel Jaque
La Nación

Mariana cuenta que la ansiedad de Rodrigo terminó por acabarse. Desde aquel 4 de febrero que fue detenido por una supuesta agresión a un oficial de la Guardia Urbana, su hijo vivió con la idea de que en cualquier momento saldría en libertad. Si no era un día, sería el siguiente. Pero no fue así.

Rodrigo pasa sus días en la cárcel Modelo de Barcelona. Está más silencioso que nunca. Escribe cartas a sus amigos y les dice que, pese a todo, está bien. Pero el encierro le ha pasado la cuenta. Se mueve tan poco que le duele el cuerpo. Y piensa en el juicio. No deja de pensar en eso. Basa sus esperanzas en que cuando ese día llegue, se comprobará que todo esto no fue más que un mal sueño que ya lleva un año y que saldrá en libertad.

Su madre, Mariana Huidobro, consiguió la venia de la Universidad de Barcelona y lo matriculó para que su hijo retome sus estudios de Historia desde la cárcel. Ayer, en el triste aniversario, lo fue a ver. En la tarde, participó en una manifestación en la Plaza Universidad.

Rodrigo Lanza y el argentino Juan Pinto están juntos. Alex Cisternas, por la edad (26), está más lejos. Espera el juicio en el Centro Penitenciario de Jóvenes de la Trinitat. Por primera vez desde que está detenido, su madre, Delia, siente que se está abriendo una luz de esperanza. “Se están empezando a saber las cosas”, dice. Esto, porque la jueza a cargo del caso por fin aceptó la querella por maltratos, tortura y xenofobia de parte de la Guardia Urbana en contra de los tres detenidos presentada por la Asociación Memoria contra la Tortura. “Además, por primera vez los diarios están publicando nuestras versiones”, agrega Delia.

“No nos tiene más tranquilos, porque no confiamos en la justicia, pero como mamás nada nos van a doblegar, Igual vamos a seguir luchando por los chiquillos y vamos a llegar donde sea”, cuenta Delia.

La acción judicial ya tuvo su primer golpe de efecto. El pasado 24 de enero, la juez de Instrucción número 18 de Barcelona imputó a dos agentes de la Guardia Urbana que participaron en la detención de los tres jóvenes. “En este juicio es la palabra de los policías contra los chiquillos. Si a ellos los condenan les baja la credibilidad”, asesta Delia. “A ellos les pegaron después de haberlos llevados a la comisaría. Y de ahí los llevaron de un hospital a otro porque se estaban desangrando ¿Cómo van a explicar eso los policías?”, insiste. “Queremos que se junten las denuncia de tortura con la acusación contra los chicos. La policía es la misma. A ellos les conviene separarlos porque no es lo mismo la declaración de un policía que ha torturado”, complementa Mariana.

El miércoles es el turno de Alex para declarar por el juicio de torturas. “No podré estar con él. Pero estaré al tanto de todo”, cuenta Delia.

“Guarros”

La madrugada del 4 de febrero, Rodrigo Lanza, Alex Cisternas y el argentino Juan Pintos caminaban hacia la calle Sant Pere més Baix. Al llegar, se encontraron con el camino estaba bloqueado por policías luego de altercados que se produjeron a las puertas de una fiesta ilegal celebrada en un edificio “okupado” donde se reunieron más de mil personas.

En los disturbios quedó un policía municipal gravemente herido. La primera versión entregada por el entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, a los medios locales señala que el policía fue herido por una maceta lanzada desde el interior del teatro ocupado.

Pero esas declaraciones no fueron aceptadas como prueba de la defensa en el proceso judicial y más tarde Clos cambió su versión. ¿Por qué? “El edificio es propiedad del ayuntamiento y tenía que haber sido desalojado mucho tiempo antes. Lo mismo pasa con el departamento de aseo que movió todas las piezas y borró las pruebas. Eso significa que la responsabilidad es del alcalde”, dice Delia. La orden judicial de desalojo tenía fecha del 30 de enero. No se cumplió. La fiesta empezó el 3 de febrero.

La versión posterior indica que entre los nueve detenidos está el agresor. De esos nueve, sólo Rodrigo, Alex y Juan permanecieron en la cárcel. “La razón fue que yo vivo en Argentina y se puede fugar”, cuenta María Inés, la madre de Juan.

El único que ha declarado en el juicio contra los policías por maltratos es el argentino. Juan declaró que cuando los tres jóvenes vieron los disturbios, se alejaron, pero resbaló y uno de los policías municipales -imputado hace una semana por maltratos- se dirigió hacia él, los golpeó con la porra sin decir palabra y lo arrestó.

“Seguidamente, me arrastró por los pelos hasta donde estaba un guardia urbano herido y, en ese momento, empezaron a pasar agentes de paisano que me insultaban y me pegaban porrazos y patadas. Uno me pisó las manos, que estaban esposadas a la espalda, y otro me gritó que mirara a su compañero herido y, cuando volví la cabeza, me pateó el ojo derecho”.

Las agresiones se pusieron peor. “En el viaje nos insultaron, llamándonos guarros y asesinos, y a mí me amenazaron con matarme si su compañero moría”, siguió Juan. “Uno de los guardias urbanos que iba de uniforme nos sacó fotos a otros dos detenidos y a mí con su móvil y nos dijo que si nos veía en algún lado nos iba a matar a los tres”.

Juan agregó en su declaración que en la comisaría lo obligaron a quitarse la ropa mientras un policía lo grababa con una cámara. “Cuando estaba en calzoncillos me dijo que me los bajara, que me levantara mis partes y que me pusiera de cuclillas y, después de vestirme, fui llevado nuevamente al calabozo”.

Las declaraciones de Juan son escalofriantes. Si se comprueba los maltratos, el escenario podría cambia. Mientras, los tres jóvenes deberán esperar el juicio en la cárcel. Un juicio que aún no tiene fecha.

http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070204/pags/20070204200802.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA MODELO.



Por Rafael del Barco Carreras.



Este año es noticia, por fin la desmantelan, o eso dicen. Los vecinos ya no sufrirán su presencia. Mantendrán la estructura central como monumento y recuerdo a su tétrica historia. Pero lo tétrico no es historia, alcanza nuestros días, con el beneplácito ciudadano. ¡Que se lo pregunten a Xirinachs, que se suicidaría de puro asco, y tanto acallado denunciante!. “Asesinos, asesinos…”, gritaban por los 80 desde los balcones a las tres de la madrugada, cuando varios funcionarios apaleaban, después de consumir grandes raciones de alcohol, a los desgraciados engrilletados a las argollas que entonces colgaban de las paredes del semisótano de la QUINTA GALERÍA. El sistema para mantener el orden en aquella pocilga. Hasta NUEVE en una celda de nueve metros, con jergones encima del pestilente retrete. 2.600 presos, donde 1000 ya eran demasiados, con una galería destrozada en los motines de finales de los 70, sin comedores, asquerosas y frías duchas a menudo sin agua, y la comida pura bazofia, suplida por la exterior si se podía pagar. Igual o peor que el “Expreso de medianoche”.

Por desgracia he vivido las varias MODELOS de los últimos veinticinco años, y aun no sé cual es la peor, si la del 80, la de los 90, ya con la Generalitat, o los 2000. Si en una, las torturas, con el argumento de los torturadores de aplicar el único SISTEMA viable para mantener el orden con pocos carceleros (y afirmo que con placer por su parte), o la otra, donde flotan zombis drogados, vigilados por infinidad de funcionarios y “técnicos”, cuyos desastres cuando obtienen la libertad o permisos son más que evidentes. Cabría estudiar si el violador o asesino reincidente, siempre multiplicando su agresividad después de una larga estancia en prisión, añade a su inicial desviación biológica o psíquica un plus de venganza por el trato y “terapia” recibidos.

Si el primer día aun no me había repuesto de la sorpresa de la detención, cuando con mi abogado Pascual Estevill celebramos, la noche anterior, con cena en el Casino, la negativa del juez de instrucción al procesamiento, al segundo tomé conciencia que si el sumario reflejaba la Gran Corrupción de la clase política y financiera de Barcelona, a la que añadiría la judicial, allí cada palmo no solo era corrupto sino inhumano (con zonas muy parecidas a las descritas en los campos de concentración nazis). Ya antes de entrar, primera escena kafkiana, el policía “jefe de estafas”, Justo Aguilera (actual comisario jefe en Jaén), “para despistar a la prensa” nos lleva él SOLO, a Serena (de Automóviles Serena) y a mí, desde los juzgados al “Abrevadero”, excelente restaurante tras el “Teatro Victoria”. Mi última comida en libertad, y con un policía que los años me informarían de la cuerda de Piqué Vidal. La Policía no aplicó con nosotros el habitual “hábilmente interrogado”, que hacía de la Modelo el destino soñado de todo detenido… tenían el guión previamente estructurado. No recuerdo interrogatorios pesados, solo los asquerosos calabozos de Vía Layetana con olor a orines y de difícil distinguir entre la noche y el día. Tres días de pesadilla.

La sexta era la “mejor”, para primerizos, gente no conflictiva, o trabajando en talleres y “destinos”, y tres en una celda GRAN CONCESIÓN, si no fuera porque el compañero de litera bebía no menos de treinta cervezas diarias y se pasaba la noche meando, impidiendo conciliar el necesario sueño. Al tercer o cuarto día descubrí que la única ventaja del lugar era el obligado ajuste al medio olvidando el mundo exterior. Pero no se olvida, duele intensamente. Y premisa sin excepción, no tomar ni “aspirinas”. El “aguanta”, o de lo contrario “revientas”.

Hacia los cuarenta años con tres hijas menores y familia en los negocios (muy lejanos a la millonada denunciada y con problemas jurídicos agravados con la detención), si aquello duraba, el futuro se mostraba muy negro, ¡y duró TRES AÑOS! (de allí al juicio y condenado a los tres años), y con la prensa publicando millones a mansalva, que yo no había visto. Otro recuerdo imborrable, la diputada socialista ANA BALLETBÓ vociferando en el Congreso de los Diputados que los del gran desfalco del último franquismo el CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA estaban donde debían, LA CÁRCEL. Yo ni había estado nunca en el Consorcio ni era franquista ni tenía nada que ver con esos DIEZ MIL MILLONES que decían desaparecidos. Y La PRENSA, actor importantísimo en el tétrico drama, publicando que Bruna, el delegado del Estado ya encarcelado meses antes, vivía en prisión como un marajá. Sin embargo leyéndola a diario, entre líneas, completé lo deducido en el sumario, el gran engaño que entre los autores y descubridores “Serra y Maragall” se fraguó beneficiándose de los millones del BANCO GARRIGA NOGUÉS, o sea, Javier de la Rosa. Los cuervos a por su presa. Pero eso ya era el pasado, si pretendía la mínima comodidad, o simplemente huir lo más posible de la más sucia de las miserias y convivencia… ¡habría que pagar!. La expresión del Director Camacho, “a los del Consorcio no se les puede dar DESTINO porque la prensa se me echa encima”, solo se paliaba con las promesas de una libertad con fianza. El segundo y tétrico engaño de mis abogados, el primero, que ni me procesarían. Un primer año entre el patio, Pascual Estevill y Eduardo Soler Fisas. Y los enemigos no estaban en el patio, eran mis abogados. Ni allí ni en ningún lugar encontraría a nadie tan amoral como Pascual Estevill, y por desgracia tardaría en darme cuenta.

Y si el terror suplía a los pocos funcionarios, unos VEINTICINCO por guardia (ahora varios centenares para la mitad de individuos), un refinado sistema de beneficios mantenía el orden y todo el organigrama interno. Los antiguos “cabos de varas” (sin las varas en la ya Democracia), los “kíes” dominando el juego y las DROGAS, y un buen número de “destinos” (prácticamente la cárcel funcionaba con el trabajo de los presos) mantenían el orden en aquella anarquía total. Entre las concesiones, la compra de cervezas al precio de “economato”, catorce pesetas, para revenderse a cincuenta, y si el cupo por persona eran dos diarias, según el “destino” se podían comprar hasta varias cajas con lo que las ganancias o las borracheras eran seguras. Primera premisa, pagar por TODO, desde un “machaca” a la “red” que te permitiría comer con vino o “salir del patio” y alcanzar un buen “destino”. De entrada la prioridad, las chinches, el borracho Juan, las depresiones que me juré no aparecieran, y comer decentemente. El aguante humano es infinito, con un mínimo de voluntad e ingenio.

Desde el primer momento me pareció imposible no caer enfermo, todas las enfermedades infecciosas tenían cabida, y apareció la SIDA, que a mi entender pudo incubarse tan bien allí como en el África donde situaron su nacimiento. Otra incoherencia, culpa de mi obsesión por la ducha diaria, mis pies se llenaron de hongos provocándome la única herida o enfermedad de toda mi vida de adulto, y desde entonces el Panfungol es la solitaria medicina de mi botiquín. Quizá sea un caso especial pero desde las anginas de mis quince años, jamás he acudido a más médico que un dentista. Una suerte añadida, porque la atención médica, era más bien desatención, y en manos de un único y siniestro personaje.

Continuará…

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