Cable de Europa Press - 27 de enero de 2006 -
CATALUNYA .- La Guardia Urbana asegura que uno de los encarcelados por dejar en coma a un agente se lesionó en una caída 'brusca'
Un agente de la Guardia Urbana que participó en la detención de Juan P.G., uno de los tres jóvenes encarcelados el pasado año por dejar en coma a otro policía en Barcelona, afirmó hoy ante la juez que las lesiones que el detenido sufrió en la mano y en la cara se las produjo al resbalar y caer de manera "brusca". El agente aseguró que no esposó al joven, pero admitió que le golpeó con la porra porque formaba parte del grupo que les agredió.
Juan P.G. está acusado junto a otros dos jóvenes, Rodrigo Andrés L.H. y Álex C.A., de lanzar dos piedras contra un guardia urbano el pasado 4 de febrero, durante los altercados que se produjeron a las puertas de la fiesta ilegal celebrada en un edificio 'okupado' de la calle Sant Pere més Baix de Barcelona, donde se reunieron más de 1.000 personas.
El agente, J.S.D., de 39 años, cayó al suelo y quedó en coma al sufrir un traumatismo craneoencefálico y una fractura de la base del cráneo. Por estos hechos, a los tres jóvenes se les imputa un delito de atentado a la autoridad con uso de arma peligrosa, que implica entre cuatro y seis años de cárcel, y otro de lesiones graves, por el que se enfrentan a entre seis y doce años de prisión. Juan P.G., Rodrigo Andrés L.H. y Álex C.A., no obstante, han denunciado desde el principio ante la juez instructora los presuntos malos tratos, torturas y vejaciones sufridos por parte de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra en el momento de su detención y posterior traslado a comisaría.
La magistrada decidió abrir diligencias para investigar estos hechos y ahora, casi un año después y con la instrucción sobre la agresión al guardia urbano casi concluida, ha tomado declaración en calidad de imputado a uno de los agentes que arrestó a Juan P.G. Hoy también estaba citado otro guardia urbano que intervino en la detención aunque, al parecer, ha sufrido un accidente de tráfico y no pudo comparecer ante la juez.
ESCOLTADO POR UNA DECENA DE COMPAÑEROS.
Según informaron a Europa Press fuentes judiciales, durante su declaración el agente imputado se negó a contestar a las preguntas de la acusación particular, ejercida por Juan P.G., y de la letrada de la acusación popular, que representa a la Asociación Contra la Tortura. La Fiscalía, por su parte, no ha comparecido para formar parte de los interrogatorios.
El urbano acudió al juzgado escondido entre una decena de compañeros, todos ellos con la cara oculta tras pasamontañas para evitar que los medios de comunicación pudieran reconocer al imputado y conseguir imágenes o fotografías de él.
Una vez ante la magistrada, el agente señaló que el día de los hechos vio cómo Juan P.G. "resbalaba y caía de manera brusca" y que "supone que estaría contusionado" porque el golpe fue "muy violento, como un peso muerto". Según dijo, a ello se deben las fracturas que sufrió en las dos manos, que le han dejado "secuelas irreversibles" y de las que seguramente deberá operarse, según explicaron a Europa Press fuentes cercanas al caso.
El agente relató que momentos antes de la detención, él y sus compañeros hicieron uso de las defensas reglamentarias, "concretamente contra Juan P.G. porque formaba parte de la avanzadilla del grupo que les agredía", y negó rotundamente haber golpeado, insultado o arrastrado de los pelos al detenido después de esposarle, tal y como éste mantiene.
De hecho, el imputado cambió hoy su versión inicial de los hechos y aseguró que "ni tan siquiera" llegó a esposar a Juan P.G., sino que al ver que caía al suelo se dirigió a él y le golpeó con la porra para evitar que se levantara y así poder inmovilizarle. Acto seguido, le agarró de la ropa y lo arrastró hacia la zona donde se encontraba el furgón policial.
Entonces, según su versión, llegó otra patrulla de la Guardia Urbana y, al ver a sus compañeros, señaló a Juan P.G. y les dijo que estaba detenido. El imputado aseguró que el joven encarcelado se resistió a la detención y mantuvo que, tras el arresto, no le amenazó. Según dijo, tampoco observó "que persona alguna agrediera, insultara o amenazara al detenido".
LE ARRANCARON LAS RASTAS "DE CUAJO".
La versión del guardia urbano, sin embargo, entra en plena contradicción con la de Juan P.G., que hoy fue excarcelado del centro penitenciario de la Trinitat de Barcelona para declarar como testigo ante la juez.
Durante su comparecencia, el joven ratificó la denuncia que presentó en su día por las agresiones sufridas y explicó que el 4 de febrero pasó por las inmediaciones de la calle Sant Pere més Baix junto a Rodrigo Andrés L.H. y Álex C.A. y que, al observar que un grupo de jóvenes discutía con agentes de la Guardia Urbana, optó por alejarse del lugar, resbalando en ese momento y cayendo al suelo.
Según el joven, el policía municipal que le detuvo se dirigió entonces hacia él "con actitud agresiva" y, sin darle el alto, empezó a pegarle con la porra, antes de esposarle. El joven intentó protegerse con las manos, que empezaron a sangrarle a consecuencia de los golpes.
Juan P.G. aseguró que "en ningún momento" trató de resistirse a la detención y mantuvo que la caída que sufrió no le produjo ninguna lesión, tan sólo un arañazo en la mano derecha y en la parte izquierda de la cara. Según el joven, además, los agentes le arrastraron de las rastas que llevaba en aquellas fechas y llegaron a arrancarles algunas "de cuajo".
Juan P.G. afirmó también que varios agentes de paisano le insultaron y le golpearon con la porra mientras estaba en el suelo. "Uno me pisó las manos, que estaban esposadas a la espalda, y otro me gritó que mirara a su compañero herido y, cuando volví la cabeza, me pateó el ojo derecho", añadió.
El joven mantuvo que, cuando ya se dirigían hacia la comisaría, los agentes le dijeron a él y al resto de los detenidos que mantuvieran la cabeza mirando al suelo. "En el viaje nos insultaron --llamándonos guarros y asesinos-- y a mí me amenazaron con matarme si su compañero moría", afirmó.
Según Juan P.G., los insultos prosiguieron cuando los detenidos fueron trasladados a diferentes hospitales de Barcelona para ser atendidos de las lesiones que presentaban. Además el joven aseguró que "uno de los guardias urbanos que iba de uniforme nos sacó fotos a otros dos detenidos y a mí con su móvil y nos dijo que si nos veía en algún lado nos iba a matar a los tres".
LE FILMARON DESNUDO.
Una vez en los calabozos de la comisaría que los Mossos d'Esquadra tienen en el distrito de Sants-Montjuïc, los agentes presuntamente trasladaron a Juan P.G. a una estancia y le obligaron a quitarse la camiseta, las bambas y los pantalones, mientras un agente de paisano "con el rostro oculto" le filmaba con una cámara.
"Cuando estaba en calzoncillos me dijo que me los bajara, que me levantara 'mis partes' y que me pusiera de cuclillas y, después de vestirme, fui llevado nuevamente al calabozo", explicó el joven.
Juan P.G. aseguró también que durante las 48 horas que se prorrogó su detención sólo le ofrecieron un bocadillo y un vaso de agua. Además, según el joven, no le facilitaron papel higiénico y los agentes se dedicaron a interrumpir las horas de sueño "haciendo ruidos molestos y golpeando los barrotes de las celdas aproximadamente cada dos horas".
Mientras la juez tomaba declaración al guardia urbano imputado y a Juan P.G., una veintena de amigos y familiares del joven se concentraron a las puertas del juzgado para pedir la libertad del del detenido y de los otros dos encarcelados por estos hechos, Rodrigo Andrés L.H. y Álex C.A. También han convocado una marcha para apoyar a los jóvenes el próximo 4 de febrero, coincidiendo con el primer aniversario de su detención.
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